viernes, 18 de enero de 2013

Disciplina positiva,no hay castigos.

Observando a mi alrededor llegué a la conclusión que a  nuestros pequeños parece no importarles los castigos y a veces, mi niña de 4 años, así lo expresaba. Le decía que estaba castigada y me contestaba que le daba igual. Luego lloraba, no aceptaba bien el castigo e insistía en jugar o hacer justamente lo que el castigo le prohibía. Normalmente impones el castigo en plena discusión, cuando ya no sabes que hacer, sin  pensar en ello ni ser lógico,  y en la mayoría de casos lo dices a gritos. Eso está muy bien para desahogarnos y demostrar nuestro poder, pero creo que para los niños no es efectivo, no les enseña a actuar bien. 
Oí hablar de la disciplina positiva y me gustó la manera de enseñar.  Debes tener mucha paciencia y sosiego,algo difícil porque en muchas ocasiones pegarías dos gritos y te quedarías tan a gusto.  Se basa en el respeto,así que nada de gritar, a morderse la lengua y respirar hondo.
No soy una entendida en el tema, pero intento poner en práctica enseñar sin castigos. Eso no quiere decir que no haya normas ni límites, los hay y ella los conoce. Si sobrepasa los límites o no tiene buena conducta, sabe que sus actos tienen consecuencias. Esas consecuencias las sabe de antemano y es mucho más efectivo que decirle que está castigada porque al fin y al cabo ella decide con sus actos.   Si no quiere recoger sus juguetes, no me enfado,los recojo yo, pero como consecuencia, estará 2 días sin jugar con ellos. Si no se lava los dientes, sabe que no podrá comer dulces,chocolate o chuches.  A veces alguna consecuencia no ha funcionado y le he hecho participar a ella para decidir la más apropiada. Al principio le extrañaba que no me enfadara y no le gritara, no tenía mi atención en ese momento,simplemente le recordaba cual era la consecuencia a su acto.  Las consecuencias impuestas parecen castigos, pero al no estar impuestas con rabia o no ser amenazas, las tolera mejor. Con sus 4 añitos, la mayoría de veces ya sabe si actúa bien o no y me he quedado asombrada de como acepta las consecuencias.  No las debate, no se enfada, sabe que muchas veces ella es responsable de su comportamiento.
He de admitir que en ocasiones es difícil,sobretodo cuando ya no puedes más y ella va chinchando, la pobre se lleva algún que otro grito y siempre me dice:¿ Por qué me gritas,yo no te he gritado?