
A medida que se iba acercando el día me daba pena dejarla, ella es feliz con sus abuelos, pero creía que era lo mejor. Poco antes de empezar me puse a preparar la cantidad de cosas que piden. Planchar etiquetas en la ropa, marcar botellas de agua, toallitas...,imprimir fotos, comprar la ropa de temporada, las batas, las toallas... El día antes estaba un poco nerviosa porque mi pequeña está muy enmadrada y es muy dependiente y pensaba que le costaría quedarse con extraños. Ya le había explicado mil veces donde iba a ir y como se llamaba su profesora. Le enseñaba un cuento de niños que están en el colegio y le explicaba lo que hacían esos niños en clase. Se lo sabía muy bien e incluso me dijo que si tenía pipí se lo tenía que decir a Judit (la profe). Cuando llegó la hora le dije que nos íbamos al colegio y contenta dijo que sí. Cuando llegó a la guardería y vio a tantos niños, me cogió de la mano, pero seguía avanzando. La llevé a su clase y cuando vimos a la profesora le dije que era Judit y que se quedaría con ella mientras la mama trabaja. Me dijo que sí, me soltó de la mano y se fue con ella. Mi niña no deja de sorprenderme, no lloró ni me extrañó. Pensé que le iba a costar y se adaptó perfectamente. La verdad no sé si es más traumático para los niños o para los padres. A mi se me escapó alguna lamigrilla al dejarla, ¿Por qué siempre tenemos ese sentimiento de culpa? Cómo me gustaría poder pasar un poco más de todo y no darle tantas vueltas a las cosas. Supongo que habéis oído que los niños lloran desconsolados al ir por primera vez al cole pues también hay buenas experiencias y si estáis como yo, preocupadas por dejar a vuestros pequeños, pensad que son muy listos y cuanto más natural sea todo y sepan lo que se van a encontrar será mucho mejor. Ahora mi preocupación viene cuando acabe el periodo de adaptación y la deje a comer y a dormir la siesta, pero bueno si no me preocupa eso me preocupará otra cosa, ¡qué le vamos a hacer!
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