Al segundo o tercer día de nacer mi pequeña, el pediatra de la clínica me dijo que le podía dar un chupete para calmarla ya que lloraba mucho. Él le llamaba pacificador y me aseguró que no le haría ningún daño. Yo tenía entendido que si le dabas leche materna era mejor no empezar con el chupete porque podía perjudicar la lactancia,pero él me dijo que eso eran tonterías. No sé si tenía razón o no,pero 3 semanas más tarde dejé de darle el pecho porque no comía suficiente y fue entonces cuando dejó de llorar. Para entonces el chupete ya era indispensable para ella, lo llevaba a todas horas. Iba creciendo y seguía necesitándolo a menudo. Dormía con cuatro chupetes en la cuna, uno en la boca y los otros en la mano y si se le caía el de la boca inmediatamente se ponía otro.
Siempre pensé que tendría muchos problemas para que lo dejara y empecé a documentarme cómo hacerlo. Leía autenticas barbaridades y me explicaban de todo. Las madres contaban angustiadas lo mal que lo pasaban e incluso había quien tenía que darle hierbas para calmar la ansiedad del niño. Alrededor de los 18 meses empecé a quitárselo durante el día, sólo se lo daba en la siesta y para dormir, aunque tampoco era tajante y cuando se ponía un poco tonta se lo daba.
La veía disfrutar tanto, era tan feliz con sus cuatro chupetes en la cuna que me daba pena tenérselos que quitar. Cuando se despertaba, lo primero que hacía era buscar todos los chupetes en la cama y se alegraba cuando los veía todos.
Con casi 19 meses, le hicieron la revisión. Cuando le miraron la boca, la doctora enseguida me dijo que tenía que dejar el chupete. El paladar se le estaba deformando y realmente se le notaba, no me había fijado hasta que ella me lo dijo, pero se veían los dientes arqueados en vez de rectos. La doctora me estuvo explicando el daño que podía hacerle e incluso me dijo como hacer para que lo dejara: Hervirlos muchas veces hasta que queden blandos y ya no los quiera.
Lo que yo me temía estaba pasando, sabía que tarde o temprano me dirían algo así porque le encantaba el chupete.
Cuando salimos de la consulta, (eran casi las 19:00) no me pidió el chupete, me pareció raro, pero así me dio más tiempo para pensarme como lo iba a hacer. Llegó la hora del baño y de la cena y aún no me había pedido el chupete. Estaba temiendo la hora de ir a dormir, aún no sabía cómo hacerlo, pero tenía claro que no podía dejar pasar más tiempo. Me dio por pensar que había entendido a la doctora y por eso no me pedía el chupete, así que pensé en aprovechar la ocasión.
Antes de ir a dormir, mientras le explicaba el cuento, me lo pidió, entonces le expliqué que el chupete le hacía pupa en la boca, que la doctora se lo había explicado y se había quedado los chupetes. Lo dejó estar, supongo que esperaba ir a la cuna y que allí estarían sus 4 chupetes. Llegó la hora, la metí en la cuna y buscó desesperada los chupetes. Allí no estaban, ya no tenía marcha atrás, se lo volví a explicar todo y ya tenía claro que los chupetes no podían volver a aparecer. Estaba resignada a no dormir aquella noche, así que le dije buenas noches y la dejé como siempre en su cuna. Ella nunca tuvo problemas para dormirse, siempre la dejaba en su cuna, le apagaba la luz y la sentía durante 10 minutos hablando y se dormía. Mientras apagaba la luz y salía de su cuarto iba pensando:¿Eso cambiará ahora? ¿Ya no será el angelito que era? ¿Nunca más se dormirá sola? ¿Qué haré cuando empiece a llorar?
Fue al salir de la habitación que ya empezó a pedir el chupete y a llamarme. Yo le volví a explicar porque ya no estaban en su cuna, pero nunca entré en la habitación, si me veía sería peor, se lo explicaba desde la habitación de al lado. Estuvo un cuarto de hora pidiendo el chupete y se durmió. Yo pensé que estaba cansada y que si a media noche se despertaba empezaría a llorar. Esa noche, durmió de un tirón y yo no me lo podía creer, no podía ser tan fácil. La siguiente noche, hizo lo mismo, la pidió durante un rato, pero volvió a dormir hasta la mañana siguiente.
Mi pequeña de 18 meses entendió lo que pasaba e incluso ella misma decía: "pipa pupa boca". La siesta le costó más, los primeros días sólo dormía unos 40 minutos, pero ahora que tiene 2 años sigue haciendo siestas de 2 horas.
No tuve que recurrir a nada más y nunca me tuve que levantar a media noche. Los niños son muy listos y no hay que subestimarlos, creo que cuantas más historias les cuentas es peor y si ven su chupete roto,sucio o qué se yo, siguen viendo su chupete, a ella le hubiera hecho más daño así porque el chupete era su tesoro.
Cada niño es un mundo, pero para evitar que lo pasen mal creo que es mejor no acostumbrarlos al chupete. Hay madres que se quejan que no lo quieren para dormir e incluso se lo están aguantando a la fuerza para que se duerma, pero pensad en lo que les cuesta dejarlo.
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