martes, 13 de noviembre de 2012

No hay tiempo

Confieso ser una persona esclava del reloj, la rutina y los horarios son vitales en mi día a día. Eso ayudó a mi niña mayor cuando era bebé,tenía un horario establecido a la hora de dormir y comer, pero ahora está en la época que sólo le interesa jugar.  Puede entretenerse con cualquier cosa y si no tiene nada, pues habla sola. Al vestirse juega, al comer juega, mientras se lava los dientes juega...y eso supone que necesite más tiempo para todo.  Al cabo del día son muchas las veces que le digo que no hay tiempo y se dé prisa. Siento como poco a poco le transmito ese estrés que nos caracteriza a los adultos. Intento prever que se va a entretener e intento hacer las cosas con un margen de tiempo, pero a veces no hay más remedio que meterle prisa. 
Si hay algo que no soporto es llegar tarde y eso me puede, a veces pierdo los nervios cuando veo que se acerca la hora y aún está desayunando o todavía tiene que peinarse. Sabe que es mi punto débil y como tenga ganas de retarme, va más despacio  mientras me mira para que le meta prisa.   Quisiera evitar ponerme nerviosa cuando veo que el tiempo se me echa encima, pero no soy capaz. A veces es inevitable porque se escapa el autobús o debes llegar a la hora al trabajo, pero sé que en otras ocasiones debería ser más flexible, no quiero convertirla en una obsesa del reloj como su madre ni quiero que a sus 4 años empiece a padecer estrés. Intentaré decirle menos veces al día: No hay tiempo!